miércoles, 27 de octubre de 2010

En Óleo

A una dama blanca aquí estoy yo,
aquellos corazones de grandes caudales rotos de vidrio,
un corazón noble, quizás sincero,
o un poco mentiroso engañandome por sus lejanos pétalos de cielo.

Te ví mil veces...

Aturdido en distintas pasiones escritas en aquellos versos,
que con lápiz taché en tu piel,
con pluma subrayé,
y con mis labios destaqué,
Aquellos húmedos colores vistos en esos ojos de cristal mar...
Marcado donde tu lengua recorre mis alas envueltos en lazos,
lazos y ligaduras que jamas llegaré a sentir,
por aquella imaginación tan realista,
Mi cabeza superó,
a longevo camino,
acorralado esta simple nota musical ardió.

...Así nunca te olvides de mostrarle al mundo entero la sonrisa de una dama como tú, y de este vano profanador de lineas... quien como yo.

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